Iparla: El Pueblo vasco bajo el imperialismo (18)

http://iparla.wordpress.com/iparla/

18

Los oportunistas-institucionalistas armados y desarmados han arrastrado a la impotencia y el inmovilismo al pueblo que dicen defender y representar. Lo han engañado, extraviado, diezmado y arruinado, dividido, aburrido y demoralizado, sumido en la indefensión, la división, la nulidad estratégica, la alienación política, ideológica y mental. Lo han metido y encerrado en una trampa sin salida. No tienen la menor idea de cómo escapar de ella, ni la menor intención de buscarla, ni esperanza de encontrarla. Su misión histórica consiste en reducir y mantener la resistencia del Pueblo vasco a nivel infrastratégico.

Económica, política e ideológicamente dependientes del régimen en que se encuentran cómoda y en muchos casos incómodamente alojados o desalojados, coinciden activamente con él en la tarea prioritaria de evitar todo desarrollo de una conciencia y una oposición de nivel estratégico, que pondrían de manifiesto su incapacidad teórica y práctica para afrontar un conflicto que han llevado a su más avanzado grado de putrefacción.

Es indudable que las fuerzas populares se encuentran sumidas en la confusión y la impotencia. Pero se encuentran ahí porque los institucionalistas armados y desarmados las han reducido a ello. Hace medio siglo que el sabotaje, el engaño, la farsa y la burla se prosiguen de esta manera, asegurando, de paso, la continuidad corporativa de la vanguardia triunfante.

La opinión pública, por espontánea y poco definida que sea, se ha sentido y manifestado siempre frustrada por la actitud de sus pretendidos representantes, cuya demagogia esconde la voluntad permanente de reducir la oposición al conformismo institucionalista, siempre al margen de toda implementación estratégica. Durante cincuenta años, las mismas bases de los partidos institucionalistas periféricos han demandado una estrategia consecuente de resistencia democrática al imperialismo, han mostrado su rechazo del institucionalismo, el oportunismo, la sumisión y la colaboración.

Pero la subclase política aborigen y su burocracia reinante, instaladas hace tiempo de forma permanente y virtualmente definitiva como oposición del régimen establecido, abandonaron hace tiempo toda política ordenada a la independencia nacional, relegada a las calendas griegas. Sólo quedan de ella invocaciones vacías y demagógicas.

El institucionalismo armado y desarmado ha llevado a sus partidarios a la más negra desesperación, rasgada periódicamente por accesos delirantes de euforia colectiva que preparan la sucesiva y cada vez más profunda fase depresiva. El derrotismo inherente a una política de perdedores, la experiencia del fracaso manifiesto y constante, han arruinado la credibilidad nacional e internacional del movimiento de liberación democrática, paralizado su desarrollo efectivo en los medios sociales mejor preparados para ello, bloqueado su expansión en las zonas cultural y políticamente subdesarrolladas. Es el precio a pagar por las ilusiones y el escapismo, los rodeos minimalistas y los atajos maximalistas de los embaucadores de turno, por la “incapacidad” para plantear los problemas y su tratamiento en el único terreno que los constituye, la relación de fuerzas y su modificación estratégica.

Los pueblos débiles, poco o nada aptos para la política internacional, se pasan así la vida esperando algo que no llega nunca, porque nada, y menos la libertad, llega nunca por obra de las vanas ilusiones que producen una y otra vez amargas desilusiones. “Abertzale, beti galtzale”, es la desengañada y melancólica conclusión de los que alguna vez creyeron en la virtualidad política de la vía institucional y/o la lucha armada.

“A éstos, caña”, es la conocida conclusión de todos los órganos de gobierno y represión de Francia y de España, de Europa y de América, como de su opinión pública, que sólo ven en todo ello lo que realmente es: debilidad e incapacidad en que apoyarse para aumentar y mejorar los medios y las medidas de violencia y terrorismo de Estado, para extender e intensificar la represión, acelerando la marcha a la solución final con el apoyo incondicional de las Naciones Unidas, la Unión imperialista europea y los Estados integrantes del sistema de dominación imperialista y terrorista internacional.

Mientras moderados y radicales juegan a democracias imaginarias, el bulldozer nacionalista, fascista e imperialista, prosigue día a día su obra de demolición, el rodillo económico, político, racial, lingüístico y cultural de la apisonadora colonial avanza a paso de gigante hacia la completa destrucción del Pueblo subyugado. En los últimos años ha sufrido heridas más importantes que en toda su precedente historia. Hola segituz, gureak egin du.

Al imperialismo y el fascismo sólo se les combate con una oposición de nivel estratégico. Si no se puede o no se quiere alcanzarla, entonces no se les combate con nada.

Leave a Reply